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El Mar, la Mar...




De los mares he tomado las espumas,
y sus bellas caracolas irisadas,
al sacarlas del agua son dañadas
por los gajes de la vida o por las brumas.

El poeta pensó que enamorado
le llegaban de la vida los placeres;
en horrores ha vivido los quereres
y ahora ruge como el viento huracanado.

Una estela va dejando el barco airado
en las aguas tenebrosas del olvido,
con sus velas desplegadas sin sentido.

Esperando la galerna emocionado
con la muerte susurrando ya en su oido...
va mostrando un amor desesperado...

Emilio.

4 Julio 2010.

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