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A Vuelapluma.


Como no tengo dedos, que el contar pudieran,
las silabas soltadas en blancos paramentos,
el metro lo uso por placer de gozar inventos
que los ojos del ajeno, amable las midieran.

Placer es  disfrutar, si con artes bien supieran,
lo que dice un poema sacado en los momentos,
de pasión, alegrías, o tan solo en los lamentos
que al sufrir de amores, las vidas nos cedieran.

Lecciones necesito de métricas gloriosas,
que den gran sentimiento lo bello del versado,
haciendo religioso el canto delicado.

Hoy dejo ya olvidado, mi arte en estas cosas,
pues veo que mis rosas, con versos aromados,
marchitas y horrorosas, sus tiempos son pasados.

Emilio.
13Mayo2011

Encadenado

El Libro


Yo cumplí ya mi cupo con los hijos.
¿Los libros...?, no podré parir alguno;
solo en juego alegre y oportuno,
de ripios continuados soy prolijo.

Pensando que mi intento es no hacello 
de  ingenio y de cultura muy escasa,
ya  tengo deste modo mucha guasa 
si  oso atreverme con aquello.

Un momento en mi vida he de tenello,
si en locura mi mente se tornara
y en un libro, tornase mi atropello.

¿Que palabras en sus hojas anotara
que mostrase los aromas o algo bello?...
¡mi basura en mil rosas se tornara!

Emilio.
En otro tiempo.



El Ripio.



 Glorioso ripio que a la cumbre llegas
En palabras simples y decires bellos,
Otros son poemas malos como aquellos
Que te dicen cosas, que por necias niegas.

En arenga fuerte de ripio vicioso
Va llegando hermoso,  el dulce poema,
Que con nuevas palabras el tema
Hace al anatema canto vigoroso.

Al lector que huye del ripio glorioso
He de condenarle al perpetuo dilema,
De solo con ripios hacer su poema.

Al poeta humilde mi gloria y mi luz;
Sufriendo la ausencia de buena paciencia,
El ripio constante y sonoro, es mi cruz.

Emilio.
6Abril2011


Mis sueños.



En mis noches de amor estas  presente
cuando sueño  delicias  importantes,
y placeres con figuras delirantes
me produces por el día, dulcemente.

Si en mis brazos te tengo nuevamente
las pasiones de mi cuerpo son constantes,
y me calmas los ardores delirantes,
de mi ser que te adora, felizmente.

Esta noche al esperar seré impaciente,
pues tu cuerpo me da la fantasía
para dar a mi vida su alegría.

Cuando estés a mi lado recostada,
de mi amor sentirás, querida mía,
las pasiones desatadas que pedías.

Emilio.



La siembra



Sembraste de pasiones mi camino,
siguiéndome en los pasos que yo daba;
hiciste que volviese la mirada,
dejándome marcado mi destino.

Pasamos unos meses muy divinos,
en nido de pasiones deleitosas;
caminos recorridos, bellas rosas,
de amor desenfrenado en desatinos.

Llegaron con los fríos de mi otoño,
los vientos tan helados, que me han hecho,
crecer la mala hierba en mi barbecho.

Te fuiste poco a poco;...me dejaste;
¡ mataste la ilusión que yo tenia,
e hiciste fracasar mi poesía !.

Por eso voy por este mundo,
ladrando como un perro vagabundo.
Emilio.